Mi objetivo como coach o consultor es dejar de serlo - Territorio Empresa
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Mi objetivo como coach o consultor es dejar de serlo

Mi objetivo como coach o consultor es dejar de serlo

Experiencias en el territorio de la empresa. Post 6.

Un comentario en LinkedIn a una publicación mía por parte de Ángel de la Mata me ha recordado una frase que me dejo estupefacto hace años.

Comparto su opinión: «Mi objetivo como coach/consultor es dejar de serlo», frase que digo a mis clientes. Sí, es una frase que va en contra de «The Shirky Principle».

El principio Shirky es el dicho de que “las instituciones intentarán preservar el problema para el cual son la solución”. En términos más generales, también puede caracterizarse como el dicho de que “toda entidad tiende a prolongar el problema que está resolviendo”.

Quizás el hecho de haber sido empresario durante más de 25 años hace que entienda la necesidad de resolver las necesidades del cliente, o al menos encontrar las respuestas que busca, cuanto antes, sin demoras. Aunque no puedo negar que a veces mis ritmos son distintos y ha sido un alivio apartarme en procesos de acompañamiento cuando el empresario se resiste al cambio que propongo, o necesita más tiempo.

Tras mi formación en varios master de coaching colaboré en la venta de procesos con equipos, en cierto modo asumía un rol retribuido de comercial, aunque también acompañaba como observador y soporte del facilitador.

En este caso se trataba de una empresa que vivía un crecimiento rápido y exponencial, tal, que a falta de espacio, iba incrementando nuevas áreas de producción que físicamente estaban separadas, lo que para la dirección suponía una falta de comunicación que le preocupaba. Necesitaba un espacio de reflexión conjunta donde todas las personas con responsabilidades directivas compartieran de manera abierta, en un clima de confianza, los retos a los que se enfrentaban, las necesidades de recursos, acciones para mejorar la calidad del trabajo,…

Así pues, la empresa a la que representaba propuso un proceso de coaching de equipos. El facilitador contratado para el caso es un profesional que admiro, si bien, el mandato sobre el contenido del proceso en realidad era una mera formación, muy interesante, pero no suficientemente útil para las personas responsables de una organización con unos altos niveles de exigencia  y estrés.

Por ello, propuse al facilitador que en la penúltima sesión dejáramos un espacio de dos horas para trabajar sobre lo crítico, generando un clima de confianza, pidiendo primero feedback sobre el proceso, para redirigir el debate a las áreas de mejora. El resultado fue muy potente y esclarecedor.

Tengo la costumbre de tomar notas objetivas para poder concluir con informes breves y concretos que despejen el camino y afloren soluciones útiles. Así pues, aporté esta información objetiva y confidencial (en cuanto a las manifestaciones particulares de cada miembro del equipo) a la dirección que nos había contratado, lo que le agradó sobremanera, pues era una “foto” que le permitiría tomar las acciones necesarias para mejorar, y sobre todo, facilitándole el clima de confianza para la comunicación con el equipo que necesitaba.

Hasta que pasaron unas semanas no pude presentar el informe a la empresa de coaching que representaba yo. Preguntando a su director (que había estado ocupado hasta entonces) sobre la conveniencia de entregar el documento al cliente, la respuesta que me encontré fue que siendo tan valiosa la información era mejor no entregarla, que el proceso había que alargarlo para tener más ingresos, y había que prolongar el problema para ello. Obviamente no le dije que el cliente ya lo tenía.

Yo pienso que no hay que perder el tiempo, y hay que provocar las decisiones inteligentes y no convertirse en un parasito que solo suma coste sin resultados, cuando en un proceso he percibido ese posible juicio, viendo que las decisiones se aplazan, me he liberado del compromiso, porque como dice Ángel “Mi objetivo como coach/consultor es dejar de serlo».

Imagen: Foto de Toa Heftiba en Unsplash

 

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